Las mejores confiterias de Europa
Lisboa
Los londinenses tienen pubs, los parisinos boulangeries y los lisboetas pastelarías, templos consagrados a tentadores pasteles, y en particular a los pasteis de nata. En Portugal es imposible hacer dieta, sobre todo
en la obligatoria visita a la famosa Antiga Confeitaria de Belén adornada con azulejos,
unos nidos dorados de hojaldre calentitos, rellenos de crema pastelera y
espolvoreados con canela y azúcar glas. Dicen que cada domingo venden
más de 50.000 de estos pasteles. Si se toma un café en el salón
interior, podemos pedir los pasteles para llevar y nos ahorraremos la
enorme cola que hay siempre en la parte exterior.
Si no queremos desplazarnos al barrio de Belém, una opción más que recomendable es la Confeitaria Nacional, en la praça da Figueira, todo un clásico para golosos, que desde 1829 seduce a sus clientes con bicas (cafés) bien cargados, macarons y pastéis de nata.
París
En París los hornos huelen a mantequilla y a crema Chantilly. Es
difícil seleccionar entre tantos escaparates llenos de delicias dulces.
Para muchos, Ladurée es la mejor pastelería francesa de París desde 1862, famosa por ser la creadora de los ligeros macarons,
ahora tan de moda en todo el mundo. El famoso Saint Honoré Rose Framboise, un pastel
con base de hojaldre y glaseado a la rosa que esconde en su interior
confitura, y se corona con crema Chantilly, profiteroles a la fresa y
frambuesas naturales, ¡una bomba de calorías al mejor estilo francés!
Otro de los clásicos en París, también famoso por sus macarons es Pierre Hermé. En sus vitrinas, sin embargo, hay mucho más que
macarons: tartas, chocolate, turrón, mermelada petits fours...
En St. German encontraremos el tercero de los
extraordinarios pasteleros parisinos, el gran Philippe Conticini, que
expone en su Pâtisserie des Rêves
sus magníficas creaciones bajo campanas de cristal. Cada mes elabora
una tarta de frutas diferente: de plátano en enero, de almendras en
marzo, de higos morados y membrillo en noviembre... un calendario dulce y
fantástico.
Londres
Scones, tartas llenas de merengue y cremas, cakes
de todo tipo... A lo que hay que su sumar su amor por el chocolate en
todas sus facetas. Para los golosos que vayan a Londres recomendamos una
visita a los dos grandes templos del gourmet: el clasiquísimo Fortnum & Mason , con tres siglos de tradición vendiendo sus famosos tés exóticos y mermeladas y el Food Hall de Harrods, donde encontrarán lo mejor de lo mejor en cuestión de comida y por supuesto de pasteles y dulces de todo tipo.
Konditor & Cook
de Cornwall Road, la elegante pastelería donde podrán probar unos
maravillosos pasteles de lavanda y naranja, limón y almendras o
merengues de frambuesa gigante, la pastelería francesa, Patisserie Valerie,
en Bishop Square, está considerada por muchos como la mejor pastelería
de Londres. Su espejo de chocolate es muy conocida entre los golosos londinenses, a los que les
gusta contemplar cómo trabajan los pasteleros de cara al público, entre
hornos y bandejas.
Otra pastelería exquisita es Bea’s of Bloomsbury, aunque en realidad es una casa de té célebre por su afternoon tea . Especializada en cupcakes, brownies,
grandes merengues crujientes, dulces típicos de Navidad o panecillos de
Pascua. Los fines de semana es imprescindible reservar, aunque siempre
queda la opción de que te preparen una cesta de picnic con el afternoon tea para llevar.
Viena
La Sachertorte vienesa una de las tartas mas dulces. Uno de cada dos turistas que visita la ciudad pasa por el Café Sacher y compra este famoso pastel de chocolate con mermelada de albaricoque
que en su día deleitó al emperador Francisco José. Aunque Sacher no es
el más auténtico de los cafés, a los turistas les encanta por su lujoso
mobiliario, su ejército de camareros y su aire de nobleza.
La competencia es la Confitería Demel,
en una de las entradas del Hofburg. El ambiente es igual de lujoso y
todavía más rococó que el de Sacher y los dulces igual de ricos. Vende
una exquisita Créme-Schnitte y un magnífico Apfelstrudel y un montón de dulces que se pueden ver cómo se elaboran tras
una cristalera. La pastelería fue fundada en 1786 por Ludwig Dehne que
terminó vendiendo su negocio a su asistente Christoph Demel, justo en el
momento de mayor auge de Viena. Consiguió ganarse a la emperatriz
Elizabeth como clienta asidua y se convirtió en el proveedor oficial de
la casa imperial. Durante muchos años mantuvo un litigio con Sacher por
la venta de la Sacher Torte, pero desde hace algunos años se
resolvió que la de Sacher se llamara “Original Sacher Torte” y la Demel
se llamara “Eduard Sacher Torte”. La primera lleva dulce de albaricoque
en su interior y la segunda en la parte superior.